Santiago.-La Organización Mundial de la Salud (OMS), procura con sus campañas de concienciación se haga énfasis en los daños que provoca el tabaco y sus derivados a la salud, el medio ambiente y la economía de los pueblos.
En ese orden, la Alianza Dominicana Antitabaquismo recordó que recientemente se celebró el día mundial sin tabaco, que este año llevaba como tema: “El Tabaco, Una Amenaza para Todos”.
Pero muy lejos de las intenciones de la OMS está el que la lucha anti tabáquica se circunscriba a ese único día del calendario. Por el contrario, el 31 de mayo es el día en que refuerza y se revitaliza la batalla que miles de instituciones gubernamentales y no gubernamentales desarrollan durante todo el año alrededor del mundo.
Por nuestra parte, la alianza Dominicana Antitabaquismo ha tomado muy en serio el llamado que hace la OMS a sus aliados de mantener una conducta vigilante y denunciante de las artimañas de la industria tabacalera.
En nuestro país, la industria tabacalera no descansa en sus intentos de mostrar a la población los supuestos beneficios que ese sector brinda a los dominicanos.
En ese sentido, el sábado pasado se celebró en Santiago un seminario sobre la historia del tabaco en la República Dominicana, ocasión que fue propicia para resaltar “los aportes” del tabaco a la economía dominicana.
En su participación el señor Osmar Benítez, presidente ejecutivo de la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD) destacó que “ese sector emplea más de 25 mil personas de manera directa y otras tantas de forma indirecta sin contar los beneficios que reciben miles de familias de la industria tabacalera”.
Precisó que “la industria tabacalera nacional paga más de 1,200 millones de pesos al año por concepto de los servicios de agua potable, energía eléctrica, seguridad social y en los salarios de los obreros y ejecutivos, eroga unos 800 millones de pesos anualmente”. Dijo que “en los últimos seis años el sector tabacalero ha pagado en impuestos más de 20 mil millones de pesos”.
Este evento, realizado a penas a diez días de haberse celebrado el día mundial sin tabaco, pone de manifiesto las artimañas de un sector que, muy lejos de traer prosperidad a los dominicanos, es fuente de enfermedad, discapacidad, muerte, daño al medio ambiente y pobreza.
Y es que hay cifras que no se pueden ocultar. El consumo de tabaco mata cada año a casi 7 millones de personas, una cifra que, según las previsiones, aumentará hasta de 10 millones de fallecimientos anuales en 2030 si no se intensifican las medidas para contrarrestarlo.
El tabaco obliga a aumentar el gasto sanitario y produce una reducción de la productividad, generando costos sustanciales para la economía de los países.
Además, el consumo de tabaco agrava las desigualdades sanitarias y la pobreza, ya que las personas más pobres dedican menos recursos a necesidades básicas como la alimentación, la educación y la atención sanitaria. Cerca del 80% de las muertes prematuras causadas por el consumo de tabaco se registran en países de ingresos bajos y medianos, que tienen más dificultades para alcanzar los objetivos de desarrollo.
En el cultivo del tabaco se utilizan grandes cantidades de plaguicidas y fertilizantes que pueden ser tóxicos y contaminar fuentes de suministro de agua. Cada año, estos cultivos utilizan 4,3 millones de hectáreas de tierra y causan entre un 2% y un 4% de deforestación del planeta. Además, la fabricación de productos de tabaco genera dos millones de toneladas de residuos sólidos.
El costo del tabaquismo (de los gastos de salud y pérdidas de productividad juntas) ascendieron a 1.852 billones de dólares en 2012, equivalente en magnitud al 1,8% del producto interno bruto anual del mundo. Casi el 40% de este costo es en países en vía de desarrollo.
En conclusión, muy lejos está de la realidad el que el tabaco haga un gran aporte a nuestra economía, ya que las cifras demuestran que verdaderamente este rubro es “una amenaza para el desarrollo”.
