Es evidente, como dice un viejo refrán «Cuando el río suena, es porque agua trae», y esto aplica para describir las cosas que ocurren en la Dirección General de Desarrollo Fronterizo (DGDF).
A las denuncias de abultamiento de nómina para pagar bocinas, impericia en el manejo de la sequía, uso de los recursos de la institución para promover un precandidato a senador por la provincia de Montecristi, se suma ahora que uno de los vehículos al servicio de la DGDF estaba siendo usado para contrabandear ajo, cigarrillos y electrodomésticos.
En una provincia pequeña, esta claro que las paredes tienen oídos, y esas paredes son testigos de todas las indelicadezas que se producen en la DGDF.
El presidente Danilo Medina, que trabaja de manera incansable por hacer un gobierno consono a las expectativas creadas en campaña de gobernar con un definido concepto de transparencia, debería tomar correctivos para que las instituciones de la provincia de Montecristi no sean foco de escándalos que vayan en detrimento de la imagen del gobierno.
El presidente Danilo Medina tiene la última palabra, y estamos seguros que empuñará en sus manos el látigo para expulsar los mercaderes del templo.
